Últimamente me encuentro con más necesidad que nunca de cultivar la paciencia.

La paciencia nunca se me dio fácil. Pasé mucho tiempo sin darme cuenta que esta fortaleza es muy necesaria para encarar la vida, con todo lo que la vida presenta. Las buenas, y las no tan buenas.

Cada vez que miramos de frente hacia nuestros deseos y nuestras necesidades, parece que la paciencia se nos escapa como arena entre los dedos.

Cultivar la paciencia es quizá, la fortaleza más importante cuando queremos realizar grandes transformaciones personales. Cuando nos adentramos en un proceso de cambios de conductas y de hábitos. O simplemente las circunstancias de la vida nos empujan a salir de nuestra zona de confort.

Aunque el cambio sea constante en la evolución del ser humano, el Universo presenta constantes desafíos con el fin de despertar nuestro potencial más elevado.

Cada movimiento interno que deseamos hacer para mejorar nuestra experiencia vital, requiere de grandes cantidades de paciencia. Porque la paciencia es la que nos devuelve al presente cuando aparece el miedo, la incertidumbre y la inestabilidad propia de la transformación y el cambio.

Al final del artículo te dejo el acceso directo a un episodio del podcast Mindfulness En Casa, para realizar una práctica de cultivo de fortalezas, dedicado a la paciencia. Espero que lo escuches, te sea de mucho beneficio y lo compartas con las personas que lo están necesitando.

Cultivar la paciencia en la transformación personal

Intentando hacer cambios en mi vida, me sentí muchas veces limitada por la falta de paciencia en mis procesos. Siempre existen muchos factores que están en mis manos, pero existen muchos más que se encuentran fuera de mi control. Soltar el control, es una de las cosas que más me cuesta hacer.

Pero en cada proceso para moverme de lugar interno y darle espacio a la transformación personal, ha sido el despertar de la paciencia lo que me brindó el tiempo suficiente, para conectar con los recursos internos y con las herramientas necesarias para seguir adelante.

Como reza la plegaria de serenidad de AA:

“Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
el valor para cambiar las cosas que puedo,
y la sabiduría para saber la diferencia.”

La serenidad que obtenemos como resultado de la decisión de cultivar la paciencia, es en sí misma, la promesa de la transformación personal.

Si cada vez que haga falta, puedes traer tu mente al presente, y ser un poco más paciente ante la incertidumbre y la inestabilidad que conlleva un procesos de sanación, puedes empezar a sentirte mucho más cerca de tus logros. Paso a paso, aceptando la pulsación de la resistencia y el dolor.

Joven meditando en su casa rodeado de cajas

Pienso con frecuencia en lo difícil que es cultivar la paciencia, y reflexiono sobre cuáles serán los condicionamientos que sostienen esta dificultad. Control, perfeccionismo y urgencia, son algunos de los impulsos que yo he logrado observar en mí, en cada movimiento que hago en dirección a lo que deseo.

Pero no todo son limitaciones. Al observar, al poder ver qué es lo que alimenta mi frustración, me hago consciente de que no estoy usando correctamente mi atención.

Despertando la habilidad para dirigir mi atención hacia donde se nutra la paciencia, es como me doy el permiso y me apoyo en la tarea de dejar de alimentar la impaciencia.

¿Cómo cultivar la paciencia?

Es en primer lugar, una elección. Una decisión personal que podemos tomar o dejar.

Se dice que la paciencia es una virtud, porque nos permite relacionarnos más abiertos a las dificultades en las relaciones, y enfrentar los desafíos de la vida con humildad y fortaleza.

Yo creo que la paciencia es un camino de autoconocimiento sobre lo que no nos gusta aceptar. No podemos contemplar las virtudes, sin contemplar también los defectos.

Las imperfecciones complementan esa misma virtud. Sin el reconocimiento de nuestras limitaciones, no sabríamos lo que es necesario fortalecer en la mente, en el cuerpo, y en el espíritu.

Si no existiera ese momento en el que nos damos cuenta de la intolerancia que nos lleva a la impaciencia, no sabríamos cuáles son las virtudes que quedaron opacadas, por las artimañas que tuvimos que inventar para sobrevivir a situaciones traumáticas.

Si no nos damos cuenta que no tuvimos ni el espacio ni el apoyo para cultivar la paciencia cuando más la necesitábamos, no sabríamos que necesitamos más paciencia con nosotros mismos.

Entonces, lo más saludable que podemos hacer cuando nos damos cuenta que nos falta la paciencia necesaria para nuestros procesos personales, es recordarnos amablemente, que también estamos en el proceso de aprender algo que no nos enseñaron.

Tenernos paciencia, es darnos el regalo del tiempo que nos quitaron.

Flor de loto sobre hojas verdes

Ejercita y fortalece la paciencia en tus procesos

Recuerda la fe que te trajo hasta aquí

Entrena la paciencia no como un acto de resignación, o de dejar que las cosas se estanquen y se abandonen, sino como una actitud de fe hacia ti mismo/a.

En momentos en los que notas que aparecen sensaciones de impaciencia que ya reconoces en tu cuerpo, repite el siguiente mantra:

“Me tengo paciencia porque tengo fe en mi capacidad y en mi potencial”

Para aprender a reconocer las sensaciones en tu cuerpo te sugiero que leas: Conexión mente cuerpo y escuches la meditación guiada.

Siempre que puedas, suelta el control

Cultivar la paciencia nos entrena en la confianza personal, entregarse a la creencia de que se hizo todo lo que se podía hacer, y ahora es momento de soltar el control, para permitir que lo nuevo surja desde ese espacio vacío.

Chica flotando en el agua en traje de baño negro

Pon atención a las señales que indican que estás en piloto automático

La incapacidad de regalarse tiempo para esperar que algo llegue cuando tenga que llegar, es una señal de que podemos estar viviendo en piloto automático. Reaccionando con frustración constante, porque el presente no coincide con la idea mental que te hiciste del resultado lineal de tu proceso.

El cultivo de la paciencia, es la ciencia de la paz

Mi compañero llegó hace unas semanas de un retiro medicinal, complejo y profundo. Emocionado hasta las lágrimas, compartió conmigo una enseñanza sobre la paciencia que escucho de los guías del retiro. Era una canción con un juego de palabra que integraba la palabra paz, con la palabra ciencia, para recordar la importancia del cultivo de la paciencia, como un puente a la construcción de la paz interior.

Paz en la espera, en la turbulencia y en el caos, es un resultado de llevarse una y otra vez al presente. Conectar con el ahora inmediato, en medio de lo que sea que se está deconstruyendo.

La impaciencia en los procesos, tiene una relación muy estrecha con la incomodidad para habitar la incertidumbre. Habitar el dolor de los duelos, por estar dejando atrás toda una vida.

Pacientemente, recuerda que la resistencia se trata de querer controlar el resultado.

Un resultado que lo más probable, se vea muy diferente a lo que hayas imaginado.

Tomará tiempo encontrar una nueva estabilidad, y el proceso estará colmado de dolores y miedos. Pero si puedes traerte al presente, podrás cultivar la paciencia y convertirla en una fortaleza más.

Si deseas profundizar en el cultivo de fortalezas y gestión emocional, comunícate a través de la pestaña de contacto para enviarnos todas tus consultas, o dale click al siguiente enalce si quieres recibir información del programa de entrenamiento en meditación mindfulness para principiantes.

Te deseo que te trates con toda la paciencia del mundo.