En este artículo vas a encontrar sugerencias de gestión emocional y una práctica guiada para aprender a como dejar ir y fluir con la vida de manera consciente desde la perspectiva de la atención plena. involucrando la mente, el cuerpo y las emociones.
Dejar ir o “soltar el pasado», son palabras que se han puesto muy de moda.
Comúnmente, se relaciona el acto de “dejar ir» con rituales de purificación y despojo para lograr soltar aquello que ya no sirve.
Los rituales para dejar ir, para estar cada vez más presente y cultivar la calma, son muy buenos en el sentido práctico. Nos recordamos a través de estas prácticas especiales que tenemos la intención de dejar ir algo o a alguien, que ya no nos hace bien.
Pero muy pocas veces estos rituales nos recuerdan el trabajo interno con el que hay que acompañar esa intención.
Si dejamos todo al azar, no existe intención. La intención es la dirección voluntaria que le damos a nuestra atención y a nuestra energía para ponerla en donde encontramos importante hacerlo.
Al final de este artículo te dejo el acceso directo a la 5a entrega de la serie: Cultivando fortalezas del podcast Mindfulness En Casa, para que puedas realizar una práctica guiada de mindfulness con el objetivo de aprender a como dejar ir y fluir con la vida.
Como dejar ir y fluir con la vida de manera consciente practicando mindfulness
La decisión consciente de dejar ir y soltar aspectos personales, va más allá de la practicidad de los rituales. Aprender a dejar ir tiene que ver con la habilidad de soltar, momento a momento, aquello que despierta esa vieja narrativa o actitud condicionada.
Muchos años atrás, yo vivía una experiencia muy común para mi generación de hijos inmigrantes. Crecí adaptándome a una cultura y a un idioma que siempre fue una desventaja muy grande para mis padres.
A muy temprana edad me convertí en la hija bastón. El sostén emocional en mi sistema familiar. Esto me brindó independencia y cierta sensación de autoridad. Pero al pasar el tiempo se convirtió en una limitación emocional y mental.
Vivía para responder a una lealtad construida por las circunstancias en las que crecí.
Reaccionando a la vida desde mecanismos de defensa muy rígidos que me llevaron a la soledad, la amargura, y el resentimiento.
Esto que me pasó a mí, le pasa a muchas personas. Es una situación que se encuentra en muchas generaciones hacia atrás. Desde los traumas de las guerras y las migraciones en masa, y el trauma generacional.
Para dejar ir de manera consciente, hay que tener en cuenta que cargamos con información de impresiones fisiológicas.
Lo que hemos aprendido, ya sea mirando a las personas que nos educaron o aprendiendo de la cultura y la sociedad que nos rodea, deja en nuestra mente, en nuestro cuerpo y en nuestra manera de expresar o no las emociones, una huella muy profunda que condiciona fuertemente nuestra experiencia de vida.
A medida que me convertía en una adulta, recibí diferentes consejos para cortar con lealtad limitante hacia mi clan. Uno de los consejos que más se repetía era:
“Tienes que dejar ir las responsabilidades que no te corresponden”.
La idea de no responsabilizarme por las emociones de mis padres, siempre fue ideal. Sabía que eso era exactamente lo que tenía que lograr para que hubiese espacio para una vida más equilibrada, y para alcanzar la paz mental que tanto necesitaba.
La complejidad vino cuando me dí cuenta que los intentos por dejar el condicionamiento del pasado, no venían con las instrucciones adecuadas para navegar lo incómodo que se sentía vivir sin esas responsabilidades.
Y para hacer las cosas más difíciles de procesar, el modelo de apego que había desarrollado en mi casa, lo había aplicado en las relaciones con amigas y amigos cercanos.
Ser el sostén emocional fue la manera en que aprendí a vincularme con las personas, para recibir cariño. Esto me llevó a tener una relación lejana con la frase “ No, ahora no puedo…”
Siempre estaba disponible para todo el mundo, menos para mí.
A pesar de que esa conducta significaba sabotear y traicionar mis propias necesidades, había una familiaridad muy cómoda con la identificación de ser y representar un rol emocional, porque en definitiva, ese fue el único mecanismo que supe desarrollar para sentir cercanía con mis padres.
El condicionamiento en mi caso también es generacional. La complacencia excesiva y convertirse en un contenedor emocional de otras personas, también es algo que mis padres aprendieron para sobrevivir.
En la adultez, dejar ir significa alinear la consciencia con las intenciones.
Día a día, momento a momento.
No es fácil despojarse de todo aquello que significó una forma de sobrevivir.
Se necesita presencia, conciencia y atención.
Mientras las intenciones y la conciencia se alinean para ir en dirección de lo que nos hace bien y de lo que necesitamos para sanar. El cuerpo y la mente cargan con muchos años de respuestas automáticas para sobrevivir a situaciones traumáticas.
“El trauma no viene de las cosas malas que te pasaron, sino de lo que sucede dentro de ti como resultado de lo que te paso.”
– Gabor Maté
El condicionamiento no es ni bueno ni malo, es un modo de adaptación a las adversidades que la vida nos presenta.
En la niñez no tenemos la conciencia suficiente para descontinuar conductas disfuncionales, cuando ya no son necesarias. En la niñez estamos aprendiendo que la vida es como se nos presenta en ese momento, y creamos una personalidad con características que nos ayudan a transitar esa vida.
Me familiaricé con términos como “hipervigilancia” y “complacencia excesiva” o su terminología más conocida en inglés: “People pleaser”, cuando por fin me dí cuenta que lo que me llevaba constantemente a volver a lugares hostiles, internos y externos, era la profunda identificación con la personalidad condicionada creada para sobrevivir.
Abordar estos condicionamientos es un trabajo que se hace acompañado. No creo que se pueda recorrer un camino tan doloroso en soledad. Es importante hacerlo en un espacio terapéutico, ya que el amparo y la empatía de alguien que escuche y sostenga es esencial.
Como dejar ir y fluir, desde la práctica de meditación mindfulness, es un camino que implica determinación para que los pasos hacia adelante se den de manera consciente.
Para que el movimiento desde lo condicionado hacia lo intencional y genuino, sea una experiencia de autodescubrimiento.
Aprender a dejar ir desde la práctica de atención plena nos despierta una dimensión de conciencia que se expande en cada momento de presencia.
En esta presencia plena aprendemos a sentir el cuerpo, observar el movimiento mental, y cultivamos el espacio interno para crear respuestas intencionales.
En el ahora se fortalece poco a poco el acto de soltar. Dejar ir, momento a momento. Sin juicios, con autocompasión, y en aceptación amorosa de todo lo que nos trajo al ahora.
Como dejar ir para fluir con la vida de manera consciente
No se puede dejar ir con la mente lo que se rompió con el sentir
Aprender prácticas somáticas permite que empecemos a sentir y relacionarnos con nuestro cuerpo, para procesar las emociones y sensaciones relacionadas con el dolor que nos llevó a construir las defensas que hoy se sienten limitantes y hasta perjudiciales.
La práctica de meditación mindfulness es una práctica somática que se centra en llevar la atención a la respiración y al cuerpo, y de esa manera entrenar la mente para observar la conexión entre las sensaciones y la conducta condicionada.
Muchas de esas emociones y sensaciones relacionadas con los condicionamientos del pasado, se activan cada vez que enfrentamos estímulos similares a aquellos con los que se construyeron los mecanismos de defensa.
Los estímulos pueden ir desde una provocación en un conflicto con otra persona, o puede ser el patrón de pensamientos y creencias que se proyecta hacia una situación o emoción que no logramos procesar de manera saludable.
Los pensamientos y las historias que nos contamos acerca de esas situaciones, van a crear un ciclo de retroalimentación, despertando emociones que impulsan acciones.
Cuando estos ciclos no se hacen conscientes, se convierten en reactividad impulsiva que genera patrones repetitivos.
Para dejar ir de manera consciente, es importante crear el hábito de sentir el cuerpo. Se puede empezar con una práctica regular de ejercicios de respiración consciente y movimientos suaves que lleven el cuerpo a la relajación de tensiones, y a sentir las sensaciones que emergen en esa relajación.
Para profundizar en esta práctica te sugiero leer: Conexión mente cuerpo para liberar emociones atrapadas en el cuerpo
Para dejar ir y fluir con la vida, tenemos que invitar nuestra mente al presente
Tener la intención de dejar ir sin observar lo que la mente cree y proyecta en el presente, es hacerse trampa. Si no involucramos la mente en todo este proceso, nos quedamos a mitad de camino.
La mente es la que más información tiene sobre las razones por las que se crearon estos mecanismos de defensa que ya no son benéficos para nuestro crecimiento. Y no solo eso, también tiene la capacidad de adaptarse a nuevas interpretaciones.
Esto es gracias a la neuroplasticidad. La capacidad del cerebro de crear nuevas conexiones neuronales.
Creando estas nuevas conexiones se habilitan nuevas conductas, y esto nos ayuda para que en los momentos en que enfrentamos la incomodidad y la inestabilidad que despierta el dejar ir, logremos llevarnos al presente conectando con lo nuevo.
Practicar la meditación mindfulness para aprender a como dejar ir y fluir con la vida, es el entrenamiento ideal que la mente necesita para que esas conexiones se generen de forma natural.
El silencio y la quietud interna, nos muestra el vacío fértil que cultivamos al dejar ir lo que ya no funciona en el presente.
Desde el entrenamiento de nuestra atención, nos llevamos a lo nuevo, eligiendo de manera consciente donde queremos poner nuestra energía.
Para conocer más sobre esta práctica te sugiero leer: Práctica de escritura terapéutica para reducir la ansiedad
Como dejar ir y fluir es crear espacio para abrazar y honrar nuestras emociones
No es suficiente con reconocer las emociones. Para dejar ir de manera consciente, es necesario honrarlas. No están ahí solo para llevarnos a momentos dolorosos, o para llenarnos de alegría.
Las emociones guardan los mensajes que no hemos podido escuchar. Es necesario aprender a sentarnos con ellas.
Aunque las emociones son un proceso fisiológico breve y muchas veces sorpresivo, son instancias que intentan despertar nuestra atención.
Sentir dolor y sentir alegría, debería ser tratado con la misma energía. Pero la alegría se ve más bonita, y por eso hemos aprendido en colectivo a escondernos de nuestras emociones más complejas.
En el proceso de dejar ir, las emociones vendrán de visita para señalarnos dónde es que todavía duele, dónde es que todavía hay resistencia, y qué es lo que todavía nos pesa y nos oprime el corazón. No corras a deshacerte de todo eso. Aceptalo con el amor que le faltó en el pasado.
También en ese proceso de aprender a como dejar ir y fluir con la vida, se sentirá mucho cansancio y necesitaremos de mucho descanso para realmente aprender a dejar que todo fluya.
Te sugiero leer el artículo: Agotamiento emocional: síntomas y cómo recuperarnos
Dejar ir es una transformación y como todo cambio merece paciencia
Cultivar la paciencia para aprender a dejar ir nos entrena en la confianza personal.
Entregarse a la seguridad de que se hizo todo lo que se podía hacer, y ahora es momento de soltar el control para permitir que lo nuevo surja desde ese espacio vacío.
La impaciencia en los procesos, tiene una relación muy estrecha con la incomodidad para habitar la incertidumbre. Habitar el dolor de los duelos, por estar dejando atrás toda una vida.
Pacientemente, recuerda que la resistencia se trata de querer controlar el resultado.
Un resultado que lo más probable, se vea muy diferente a lo que hayas imaginado.
Tomará tiempo encontrar una nueva estabilidad, y el proceso estará colmado de dolores y miedos. Pero si puedes traerte al presente, podrás cultivar la paciencia y convertirla en una fortaleza más.
Para fortalecer la paciencia te invito a leer: Cultivar la paciencia en procesos personales.
Dejar ir a tu ritmo es soltar con aceptación
La aceptación es ese breve espacio, incómodo pero consciente que existe entre el apego y la liberación, entre la resistencia y la fluidez, y entre la resignación y el cambio.
Es el terreno fértil de lo que no controlamos.
En el proceso de dejar ir hay mucho de lo que no controlamos. Es importante aceptar esta realidad. Es parte de lo que nos toca enfrentar para seguir evolucionando.
Desde el punto de vista de la atención plena, una actitud consciente de aceptación no es equivalente a la resignación, sino todo lo contrario. La aceptación bien lograda del dolor puede significar el final del sufrimiento.
La problemática en la relación que tenemos con el dolor, no es el dolor que sentimos, sino las historias que nos contamos y que nos repetimos sobre lo que ese dolor significa.
Lo que convierte el dolor, en sufrimiento.
Existen dolores que son inmensamente desgarradores. La pérdida de seres queridos nos lleva a navegar duelos que no sabemos si en algún momento terminan.
Periodos de tristeza que nos atraviesan y nos transforman, empujandonos agresivamente a dejar ir junto con aquellas personas, partes de nosotros mismos que no volveremos a recuperar.
Pero también existen dolores que son pasajeros, y que al permitirnos sentirlos sin juicios, se disuelven en el abrazo de esa atención amorosa.
Para leer y realizar una práctica guiada para cultivar la aceptación te sugiero leer: La aceptación consciente como puente a lo nuevo.
Dejar ir el pasado de manera consciente conlleva perdonar lo que hicimos cuando intentábamos sobrevivir
En los momentos que enfrentamos situaciones conflictivas o desafiantes, existe una humana tendencia a mirar el lado medio vacío del vaso. Esto es normal, es un mecanismo de sobrevivencia para detectar cuales son los peligros o desafíos que se encuentran en el camino.
Pero si ese foco de atención sobre la problemática de una situación difícil se extiende demasiado tiempo, nos puede dejar estancados en un ciclo de repetición de pensamientos desvalorizantes, emociones que intervienen con la percepción real de lo que está sucediendo, y actitudes de saboteo, limitación y autodestrucción.
“La posibilidad de expandir y mejorar la percepción que tenemos de nosotros mismos,
nos permite comenzar a vivir una experiencia de validación personal, liberación de las limitaciones condicionadas, y disfrute de la vida que se nos ofrece día a día.”
Para cultivar el perdón en el proceso de dejar ir, te sugiero que leas sobre la técnica de mindfulness RAIN de autocompasión
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Al final del artículo te dejo el acceso directo a un episodio del podcast Mindfulness En Casa, para realizar una práctica de cultivo de fortalezas, dedicado a la paciencia. Espero que lo escuches, te sea de mucho beneficio y lo compartas con las personas que lo están necesitando.
Si deseas profundizar en el cultivo de fortalezas y gestión emocional, comunícate a través de la pestaña de contacto para enviarnos todas tus consultas, o dale click al siguiente enlace si quieres recibir información del programa de entrenamiento en meditación mindfulness para principiantes.
Te invito a que me cuentes tu experiencia con el proceso de dejar ir los condicionamientos en los comentarios al final de este artículo 😊.