¿Qué es el agotamiento emocional?

El agotamiento emocional es una sobrecarga interna que responde a los esfuerzos que hacemos, para enfrentar los momentos que despiertan emociones difíciles de procesar. En este articulo compartiré algunas de las técnicas que me han dado resultados muy positivos al atravesar y recuperarme del agotamiento emocional, sin evitar vivirlo.

Con síntomas muy parecidos a los episodios de “Burn out”, vinculados a los ambientes laborales con una alto nivel de estrés y presiones para llegar a fechas de entrega; el agotamiento emocional tiene que ver con una tendencia a «mantenerse fuerte», como forma de manejar las emociones que despiertan en la adaptación a los cambios importantes, y en situaciones traumáticas o sorpresivas. Se experimenta como resultado de la sobrecarga de responsabilidades, asumir conflictos ajenos, y enfrentar desafíos personales sin la habilidad o los recursos para procesar la carga emocional.

Si se experimenta cualquier tipo de cansancio, lo lógico sería gestionar momentos para descansar. Pero hoy en día la gran mayoría de las personas que padecen de agotamiento emocional pertenecen a las dinámicas del mundo moderno, y esto conlleva una resistencia a la pausa de sus actividades para darle al cuerpo y a la mente el descanso que tanto necesita. Esta actitud está en gran medida influenciada por la creciente cultura de la inmediatez, favorecida por el uso de la tecnología y las redes sociales. Lo que hoy en día se conoce como «la cultura de la urgencia».

Chica con computadora estresada por trabajo

Esta falta de tiempo personal me hace pensar y reflexionar en la época de mis abuelos, o incluso en mi infancia en la casa de mis padres, cuando la hora de la siesta era sagrada y nada se perdía por tomar un momento para recostarse y descansar.

En medio de una pandemia, entre crisis económicas, sociales y climáticas, esta claro que a nivel colectivo estamos experimentando una sobrecarga emocional muy elevada ya que se viven cambios muy bruscos y repentinos. Pérdidas de normas y formas de hacer las cosas. Muchas personas siguen en procesos de duelos por haber perdido seres queridos, y las metodologías y los formatos de educación y trabajo están en plena transformación. Esto por si solo está generando un agotamiento emocional colectivo.

Cómo saber si estoy experimentando agotamiento emocional

Existen muchas causas por las que se puede experimentar fatiga física, cansancio mental, dificultad para la concentración y pérdida o aumento del apetito, pero estos son también las primeras señales de que se puede estar experimentando agotamiento emocional.

Las personas que se inician en caminos de descubrimiento y desarrollo personal, emprendemos el complejo viaje hacia la desconstrucción de una programación muy profunda en nuestra psique. Desconstrucción de sistemas de creencias, condicionamientos mentales y mecanismos de defensa que fueron de mucha ayuda en el pasado, pero quedaron obsoletos en el presente.

Este proceso tiene momentos de mucha carga emocional y mucha actividad mental. Es importante recordar que el agotamiento emocional existe como parte de este tipo de proceso interno, y que sin los momentos de retracción, no podrían darse los momentos de expansión.

La tristeza y los duelos son procesos de mucho agotamiento emocional al que es importante dedicarle tiempo y espacio para aprender a sentir lo que duele, de los que se esta dejando ir. Reconocer y permitir que este dolor sea un camino de crecimiento y no un estado de adormecimiento en el que nos quedamos a vivir.

Supongo que de este cansancio no se habla mucho porque en una cultura y en una sociedad en la que se glorifica estar constantemente ocupados, es muy difícil tomar un momento en el día para solo sentarnos o acostarnos a respirar por unos 15 o 20 minutos, y hacer de esta pausa un ritual de cuidado personal. Simplemente un ritual para regalarnos el tiempo necesario para observar cómo se encuentra el cuerpo, la mente y las emociones.

Mi relación personal con el agotamiento emocional

Chica tirada en un sofá descansando

 

En el espacio terapéutico en el que trabajo para navegar mis propios procesos, una de las cosas que lleve en diferentes ocasiones para charlar con mi terapeuta, era que sentía fatiga y cansancio, y que esto no me permitía levantarme temprano con la intención de cambiar hábitos y dejar de repetir conductas condicionadas para llevar la rutina que tenía en mente.

Le decía a mi terapeuta que no entendía por que me sentía tan agotada si en ese momento  no estaba trabajando, y todavía no había sido capaz de construir la rutina de ejercicio que tanto deseaba tener.

En realidad lo que sucedía era todo lo contrario, solo sentía ganas de estar acostada mirando algún show de Netflix que no me hiciera pensar mucho, pero me resistía fuertemente a responder a esas ganas. Todo lo que yo quería era verme productiva, activa y en control. Esto me generaba mucha frustración y le agregaba malestar al agotamiento que ya sentía.

Toda esa rutina era obviamente una idealización que yo misma había construido en mi mente, de como se vería el resultado de todo ese trabajo personal. Lo que estaba perdiendo de vista era justo lo que estaba sintiendo.

El agotamiento emocional de todo ese esfuerzo era quizá el resultado inicial del proceso terapéutico, y cuando aprendí a verlo desde esa perspectiva, empecé a reconocer los episodios de agotamiento emocional como señal de que el trabajo al que le estaba poniendo tanto empeño ya estaba mostrando sus brotes, desde el por momentos oscuro e incomodo, pero definitivamente renovador reposo de «la fase del capullo».

Mi terapeuta me explicó que muchas personas tenemos esta costumbre de creer que porque no estamos en actividad o no nos estamos moviendo de acá para allá, no deberíamos de experimentar cansancio. Pero la realidad es que el movimiento de los procesos internos son tan agotadores como los movimientos propios del ejercicio o la actividad física, porque de igual manera se esta moviendo y gastando energía, pero en este caso en particular, energía mental y emocional.

Aprender a descansar es una actitud de amor propio en el que tenemos una intención activa de mirar por nosotros mismos. De convertirnos en nuestro apoyo principal. De esa mentalidad es que florece la actitud de autocompasión que todo ser humano merece sembrar para nutrirse de su fruto.

Síntomas de agotamiento emocional

Es importante tener en cuenta que esta información está destinada a crear conciencia sobre el agotamiento emocional en procesos personales y colectivos. Esta información no reemplaza la asistencia médica que se necesita para descartar cualquier tipo de problema que despierte síntomas similares.

Es responsabilidad de cada persona hacer consultas al médico y pedir estudios pertinentes para descartar cualquier otra situación que pueda estar despertando los siguientes síntomas físicos y mentales:

  • Cansancio físico
  • Fatiga
  • Ansiedad
  • Problemas para dormir o insomnio
  • Hipersensibilidad e irritabilidad
  • Falta de motivación
  • Problemas de concentración y de memoria
  • Dolores de cabeza
  • Problemas gastrointestinales
  • Sentirse con menos paciencia
  • Sensibilidad a los ruidos fuertes
  • Dificultad para seguir una conversaciones entre más de dos personas

Cómo reducir los síntomas del agotamiento emocional

¡Descansando!

Nos podemos resistir mil veces al descanso. Sea porque no tenemos tiempo o porque no queremos afrontar sentir lo que aparece cuando hacemos una pausa para descansar. Pero todo lo que resiste, persiste. Y tarde o temprano algún síntoma será tan fuerte que no quedará otra que entregarse a la pausa.

Observar las emociones y las sensaciones que todavía no nos hemos permitido sentir por mantenernos fuertes durante mucho tiempo, no es un ejercicio fácil, pero podemos lentamente entrenarnos para hacerlo de forma consciente y amable con nosotros mismos.

Actividades y herramientas para la gestión del cansancio emocional:

 

Realiza tus hobbies

Set de pintura en acrílico

Buscar la distracción no como escape de lo que se está viviendo, sino como base para la construcción de lo nuevo. Hacer esto nos recuerda que lo que sea que se está perdiendo en cada proceso personal, está haciendo espacio para cosas nuevas, y el disfrute es la motivación que se necesita en todo comienzo.

Escritura terapéutica (Journaling)

Facilita la observación interna y toma de conciencia de emociones y pensamientos. Muchas veces este agotamiento emocional empeora con actitudes de resistencia, negación o represión de lo que se está sintiendo y experimentando. Es importante permitirse sentir toda la gama de emociones, para observarse y no tener reacciones impulsivas que nos hagan daño.

Aquí tienes un artículo de escritura terapéutica que te puede ser útil.

Meditación o mindfulness

Las prácticas de meditación o mindfulness nos traen al presente y nos sacan de las espirales de pensamientos negativos o diálogos internos que no nos hacen bien. También facilita la relajación que muchas veces es algo difícil de hacer si no estamos acostumbrados a unos minutos de cuidado personal.

Aquí te dejo el enlace a la pestaña de MEDITACIONES donde encontrarás audios de meditaciones guiadas y ejercicios de mindfulness que te pueden ser muy útiles.

Establece límites y prioridades

Este descanso, o pausa que decidas hacer para cuidarte se trata solo de ti y de nadie más. Habla con la familia de lo que estás necesitando, comparte con ellos que vas a empezar a tomarte unos 20 o 30 minutos, o quizá una hora solo para descansar. Practica decir NO, cuando realmente no tienes ganas de salir con la barra de amigos/as.

Para las tareas en la casa y el trabajo puedes utilizar herramientas de gestión de tiempo.

Aquí te dejo la Matriz de prioridades:

Hidrátate adecuadamente

Se dice que somos 70% agua. Tenemos que mantenernos hidratados porque nos beneficia en lo físico, lo mental y lo emocional, es una buena excusa para hacer varias micro pausas en el día. Estamos hechos para fluir.

Escucha a tus emociones y a tu cuerpo

 

Chica mirando la tele desde una hamac

El objetivo del descanso y las pausas es poner el cuerpo en reposo, dejar que se actualice a su ritmo. De esas pausas florecen emociones y sensaciones que quizá no te has permitido sentir. Hazlo. Sentirte es conocerte y honrarte. Amarte en todas tus luces y sombras. Te lo mereces.

Aquí te dejo un ejercicio sensorial de mindfulness para que practiques la observación compasiva de todo lo que surge en tus procesos.

Todo trabajo personal es un camino para sentirnos mejor y por esta razón el espacio para descansar y estar presentes para nuestras propias necesidades se convierte en una parte esencial en el proceso. Recordar que este camino no es lineal y apoyarnos con las actitudes de autocompasión y paciencia es la clave para seguir adelante ante las curvas de la vida.

Por cualquier consulta o duda puedes comunicarte conmigo a través de la pestaña de contacto.

Espero que esta información te sea útil y fácil de aplicar.