¿Qué es un espacio sagrado de apoyo emocional?
En términos simples, se puede pensar en el concepto de espacio de apoyo emocional, como la reconstrucción de un espacio terapéutico en lugares donde usualmente no hacemos terapia, como por ejemplo la mesa de la cocina, el bar, la cafetería, etc.
Pero en el caso de que seas tú, la persona leyendo esta publicación, la que tiene intención de brindar este espacio a alguien, es importante que entiendas que este espacio no se trata de ti.
El espacio sagrado para el apoyo emocional es completamente un espacio para otra persona. Los oídos, el corazón y la presencia se ponen a servicio de la otra persona, sin esperar ningún tipo de recompensa o satisfacción a cambio.
Suena idílico y simple, pero a la hora de ponerlo en acción, nos olvidamos por completo de sostener ese espacio porque es algo muy difícil ya que no es una enseñanza con la que se crece, y el impulso recurrente de la cultura occidental en la que vivimos tiene más que ver con arrebatar atención, a diferencia de muy pocos casos en los que se sostiene un espacio para que la atención sea exclusivamente para otra persona.
Construye un espacio de apoyo emocional
En momentos como los que estamos viviendo, de mucha tensión colectiva, sostener espacio para las personas que están transitando emociones difíciles, es un acto de bondad y empatía. Pero no todo el mundo tiene la habilidad de hacerlo, es más, muy poca gente cuenta con el nivel de conciencia o madurez necesaria para sostener las emociones de otra persona, sin hacerlas suyas, juzgarlas o reprimirlas.
Sostener espacio para las personas que están sintiendo dolor, miedo, tristeza o frustración es un concepto poco conocido pero que todos en algún momentos hemos necesitado, o vamos a necesitar. Es un acto simple de entender, pero difícil en su práctica.
En algún momento alguien necesitará de ese espacio sagrado donde encontrar acompañamiento empático, sin juicios y sin recursos escapistas, muchas veces sugeridos por personas que se sienten incómodas ante las emociones de otras personas, ya que no son personas que han podido sentarse en silencio con sus propias dificultades emocionales.
Por lo tanto, no es recomendable esperar que se construya este espacio en presencia de los vínculos, amistades o familiares que no tiene cercanía con sus propias dificultades y sus sombras.
A continuación comparto algunos de los consejos que terapeutas y consejeros proponen para la construcción de un espacio emocional sagrado, tanto para construirlo y sostenerlo para otros, como para que en tus propios en momentos difíciles, estés segura o seguro de que cuentas con un espacio de contención realmente compasivo, empático y amoroso.
Escucha activa
El acto de escuchar, para realmente escuchar, y no para entender y sacar conclusiones propias sobre cómo debería sentirse una persona ante la situación o el momento que está viviendo, o lo debería hacer para no sentirse así. Aquí se dejan de lado las ideas y juicios sobre lo que la otra persona siente y en su lugar, simplemente se escucha para que esa persona pueda estar seguro o segura de sentir y observar lo que vaya surgiendo.
Respeto y amabilidad
Es con respeto y amabilidad que sostenemos este espacio, de manera que sin importar que es lo que esté sucediendo, o cual sea la dificultad o emoción, esta persona merece respeto y amabilidad al expresarse. Respetar el llanto, el miedo, la amargura, la frustración y el silencio.
Sentarse en quietud con lo que ES
Sentarse con lo que es, significa simplemente estar con la persona, sin intentar cambiar algo de la situación. Es el ejercicio de resistir el impulso y la tentación de arreglar las incomodidades. Solo se está creando un espacio seguro para que la otra persona exprese sus sentimientos con palabras o en silencio. Sentarse con la persona en las cosas difíciles, con la misma apertura y atención que lo hacemos en momentos de alegría.
Permitir la expresión
Siempre y cuando toda expresión no signifique un peligro para nadie,
es importante permitir la expresión de lo que se siente. Si hay llanto, sostener manos o abrazar, o simplemente sostener la caja de pañuelos, en silencio, con empatía.
Respirar y conectar
Este espacio tiene la intención de ser sagrado tanto para el que sostiene como para la persona que necesita la contención. Por eso si estás del lado del que brinda el apoyo, recuerda respirar y observar cómo te vas sintiendo, si empieza a generarse una tensión en el cuerpo o resistencia, siempre es bueno saber hasta dónde podemos acompañar, para no intervenir.
No hacer juicios
Esto es tanto para el que sostiene como para la persona recibiendo contención. Paciencia sin juicios, sin ponerle veredictos a las emociones.
Reconocerse
Preguntarse y responderse con honestidad, si tenemos la suficiente presencia para con nosotros mismos, como para sostener el espacio de otra persona. Nadie está obligado a sostener espacio para otra persona, ni tampoco es recomendable tener expectativas de que todo el mundo puede cumplir ese rol. Es importante reconocer, que quizá, no estamos aptos o no es un momento apropiado para cumplir con ese servicio y lo mejor es ayudar buscando una alternativa terapéutica o una persona que pueda hacerlo.
Se habla tanto del comienzo de una nueva era y la construcción de un mundo mejor, que no se me ocurre mejor forma de comenzar a hacerlo, que cultivando la paciencia y la empatía suficiente para de alguna manera u otra, ofrecer este espacio para nuestros seres queridos cuando sea necesario y aceptado.
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