Cultiva una sana autoestima
¿En donde te paras ante los desafíos?
¿Desde la inseguridad o desde tus fortalezas?
Si te pasa lo que a mí y a mucha gente, probablemente al instante de enfrentar un desafío, deseado o no, la atención se va hacia las habilidades, herramientas o actitud que te faltan para enfrentar esa situación, o para presentarte ante una nueva oportunidad.
Estos pensamientos pueden rápidamente apoderarse de la narrativa interna y convertirse en una espiral mental de opiniones negativas sobre tus capacidades, que por lo general no son reales y tienden a generar ansiedad.
Esta opinión que se dispara ante lo desconocido o lo que genera inseguridad, se alimenta del miedo, y muchas veces termina siendo la razón por la que se genera un nivel bajo de autoestima, basado solamente en experiencias pasadas.
Casi como en piloto automático, repetimos las imágenes de situaciones en las que no pudimos presentarnos en nuestra mejor versión, y la realidad es que esto le sucede a todo el mundo, porque no siempre contamos con los recursos internos para hacerlo.
En muchas ocasiones, puede que el encuentro con una persona o situación que no cumple nuestras expectativas, simplemente sea una señal de que esa situación, oportunidad o persona no tiene que formar parte de nuestra vida, y no tiene nada que ver con nuestra propia valía.
Las inseguridades son muy escurridizas y no siempre nos hacemos conscientes de ellas con facilidad.
¿Qué es la Autoestima?
Se trata de la opinión que tenemos de nosotros mismos. Es una opinión subjetiva de nuestro propio valor.
Es totalmente normal tener momentos en que no nos sentimos del todo contentos con nuestro aspecto físico, o con la ausencia de habilidades o fortalezas para enfrentar una situación específica, pero si estos pensamientos se convierten en una identidad, en una creencia constante, pueden despertar estados emocionales negativos que a largo plazo generan problemas emocionales y psicológicos, más profundos, que deben de ser atendidos y acompañados por un proceso terapéutico.
Dentro de la psicología positiva y la práctica de mindfulness, existen ejercicios y hábitos que pueden ayudarnos a desarrollar recursos internos para gestionar de manera consciente, los momentos en que estas emociones nos limitan de diferentes formas.
Prácticas y herramientas para elevar la autoestima
Busca y encuentra el origen de tu autoestima
Piensa en una situación en la que el miedo o la inseguridad son un obstáculo, y pregúntate ¿por qué?, al menos tres veces para llegar a la raíz de la creencia detrás de los miedos.
Ejemplo: Entrevista de trabajo.
¿Por qué siento miedo de ir a esta entrevista?
– Siento que no me van a contratar.
¿Y por qué creo que no me van a contratar?
– Creo que no tengo el talento o la capacidad necesaria para el puesto.
¿Y por qué siento que no tengo la capacidad para cubrir este puesto?
– Porque me ha ido muy mal en oportunidades pasadas, y he sido torpe al aprender algo nuevo. He sentido vergüenza al equivocarme en otras oportunidades.
Esta última respuesta, señala una creencia de no ser suficiente y de no darle valor al potencial personal, basándose en experiencias pasadas. Si bien puede que haya sido una experiencia real, la interpretación que tenemos de lo que sucedió, no necesariamente se vincula a nuestra capacidad de aprender y al camino que hemos recorrido para trabajar en nuestras habilidades y mejorarnos. Esta interpretación y creencia de no ser suficiente, es en respuesta a una emoción que sentimos en esa experiencia pasada. No está sujeta a esta nueva oportunidad.
Aunque pueda salir mal, inténtalo y hazlo.
Los seres humanos tenemos la tendencia a evitar enfrentar situaciones que despiertan miedo, inseguridad o que son desconocidas. Intentarlo, aunque sea para saber qué sucede, es la manera más rápida de reducir estados de ansiedad, estrés o nervios. Enfrentarnos a los desafíos nos permite medir en dónde estamos en cuanto a nuestro crecimiento personal y tener esta información nos ayuda a cultivar una autoestima sana y consciente.
Sustituye el objetivo, por el valor de la experiencia
Cuando no logramos lo que nos proponemos podemos sentir una frustración tan fuerte que termina afectando nuestro nivel de autoestima, y esto se da cuando no son los valores ni el propósito los que marcan nuestros objetivos. Una manera de cambiar el enfoque, es llevando la atención hacia el camino que se recorre, mientras trabajamos para nuestros objetivos, recogiendo y enriqueciéndonos con lo que vamos aprendiendo en ese proceso.
Darle importancia a las razones reales y los valores personales que nos motivan en nuestros proyectos y desafíos.
Hazte consciente de todas tus fortalezas
Respira profundo unas cuantas veces para traerte al presente, centrando la atención en el reencuentro con todas tus habilidades y fortalezas.
Haz una lista de las fortalezas y valores personales en los que puedes apoyarte al enfrentar un nuevo desafío, y también incluye en la lista, las herramientas de gestión que son un apoyo emocional a la hora de navegar la inseguridad y la ansiedad que puede despertar ante una nueva oportunidad o situación desconocida, como por ejemplo, llevar la atención a la respiración y armonizarla, tener claro lo que vamos a decir o exponer en una presentación o entrevista, o simplemente recordar situaciones similares en las que has logrado recuperar la calma, etc.
Recuerda todas esas situaciones pasadas, que han sido desafíos, y en las que has sentido seguridad, comodidad, éxito y que te has sentido en total fluidez.
Al terminar, lee cada una de las experiencias haciéndote consciente de las actitudes y de las fortalezas que se pusieron en marcha al enfrentar ese desafío.
Esta práctica no solo ayuda a reducir la inseguridad. También ayuda disolviendo los escenarios mentales de resultados que todavía no existen.
Aprende a separarte de los miedos sin evitarlos o huir de ellos
No huyas ni bloquees tus miedos con distracciones. El trabajo para integrar los pensamientos negativos y limitaciones, es soltar la creencia de que todo lo que pensamos nos identifica, ya que no somos lo que pensamos.
Dale espacio al miedo para sentirlo, para conocer cómo se expresa en el cuerpo.
Para esto puedes usar una meditación de mindfulness que te lleva a estar en atención plena con las sensaciones que se despierten en el cuerpo frente al miedo.
Confía en todo lo que eres, no solo te enfoques en esas partes que te generan inseguridad. En muchas otras ocasiones has logrado trascender obstáculos, recuerda esos momentos y construye una estima sana y amorosa empezando desde allí.
¿Qué otra manera de cultivar una autoestima sana encuentras que te ha ayudado? Comparte en los comentarios, y si deseas hacer una consulta, puedes enviarla en la sección de contacto.
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